domingo, 23 de mayo de 2010

La oportunidad de crecer

Ante la tempestad que se suscite en nuestras vidas, es necesario mantener una cordura prudente, de tal manera de no cegar las oportunidades ni la realidad que sean testigos tus ojos. El punto es que la tempestad, es la manifestación perfecta de nuestra realidad empírica, para contemplar una oportunidad bella de crecimiento espiritual, ante ello entonces cabe mirar la tempestad como algo alucinante, pues de ello renacerá en ti un nuevo ser mas fortalecido...

domingo, 16 de mayo de 2010

La voluntad de querer hacer historia está en uno mismo

El otro día escuchaba a un filósofo argentino llamado "José Pablo Feinmann" respecto a la escasez de hechos trascendentales que existieron en la época medieval, y ello se debió pues la historia careció de notoriedad debido a un fenómeno social que se vivió en aquel período.

Fenómeno que por lo demás, la iglesia católica fue la gatillante de que ocurriera, pues en la época de la inquisición existía un dogma que provenía del cristianismo que era de carácter irrefutable, osea no existía lugar el cuestionamiento ni mucho menos la duda, de haber una persona que manifestara la mas minima muestra de duda de aquello, esa persona era enviado a la hoguera y era muerto simplemente. El punto está en que la gente de aquel tiempo estaba esclavizado bajo la voluntad de una fuerza superior, fuerza que por lo demás la iglesia no quería perder. La vida para muchos en ese período fue por decirlo menos injusta, y lo único que lograba tranquilizar la angustia de aquella gente, era la esperanza de que tarde o temprano llegaría una manifestación divina dada sólo por dios, el cual permitiría equilibrar esa injusticia, que por lo demás nunca llegaba o mejor dicho nunca llegó. Este ejemplo es la mas clara respuesta del teocentrismo que exisitía en ese tiempo, y es una de las razones por la cual la historia en ese período permaneció en stand by, pero esto solo duró hasta mediados del siglo XVII, pues en el año 1637 se escribiría una de las obras mas trascendentales que daría paso a que la gente pudiera empezar a darse cuenta de que la voluntad era algo que tenía que ser manifestada no por dios, sino por uno mismo. La obra de la cual me estoy refiriendo se llama "Discurso del método" del filósofo francés René Descartes, lo interesante de esto es que marca un antes y un después de la manera en que se cuestiona simplemente todo, pues Descartes en su obra duda de todo incluyendo de la existencia de Dios, pero no solo eso sino también llega a dudar de si mismo. Es también interesante analizar el criterio que usa Descartes, pues sostenía que si era capaz de dudar de todo, lo que no podía dudar era su propio pensamiento, y he allí donde surge esa gran frase célebre de él "cogito ergo sum" (Pienso luego existo).

Es increíble que atravéz de esta obra, un siglo mas tarde dio paso a un punto de inflexión en la historia mediante la revolución francesa, el cual permitió situar al hombre como el forjador de su propio destino mediante la voluntad de si mismo de querer hacer historia, y ya no esperar esa voluntad divina de dios para equilibrar la injusticia existente en ese período.

En resumidas cuentas, la voluntad de querer hacer historia está en uno mismo, obviamente hay situaciones que están fuera del alcance de uno, el punto esta en que no hay que dejar todo en manos de dios para que las cosas de la vida se solucionen por si mismas, pues también debe existir la voluntad de uno para que también ocurran los sucesos como quieren que sean.

lunes, 3 de mayo de 2010

La soberbia y la envidia limita fronteras en nuestro ser

Referido cuando un individuo es propietario exclusivo de principios, conocimientos, experiencias y/o filosofía en particular, el cual es posible sostener la existencia de una originalidad auténtica, esto permite el nacimiento de un estado de soberbia sobre él, debido a la convicción de creer poseer la verdad absoluta, dado su originalidad. Ese individuo a su vez permite que la envidia se apodere de si, pues no contempla posibilidad de escuchar y apreciar una originalidad ajena.

La mejor manera de enfrentar esa soberbia y envidia, es permitir el aprecio sin el cuestionamiento de esa originalidad ajena, de esa forma es posible librarse de ello, y eso es así simplemente porque nadie es dueño de la verdad absoluta, como alguna vez lo manifestó René Descartes...

El ser positivo

Considero que es uno de los aspectos psicológicos mas bellos y a su vez mas poderosos que existen (aparte del amor), pues permite establecer una manera apropiada de vivir la vida armónicamente en paz y con alegría.

Sostener una actitud positiva en cada uno de nosotros, permitirá que las experiencias y circunstancias que te toquen vivir se manifieste de forma amena, haciendo en definitiva que tu vida sea mas abierta a sentir emociones cautivantes.

Este fenómeno no requiere mas palabras, pues solo está en uno en crear la voluntad de llevarlo a cabo, para así sentirla empiricamente.

domingo, 2 de mayo de 2010

Valorar lo que es invisible a nuestros ojos

Es importante contemplar cada uno de los momentos que la vida te entrega, mas aun si esos momentos son originales. Siento que tanto los momentos breves, como las experiencias largas y fuertes tienen el mismo efecto en nosotros, cautivan y enriquecen el alma.

Si la vida que llevamos cada uno de nosotros día tras día, en este mundo cada vez mas individualista y competitivo, y el cual prima el consumismo y la superficialidad para denotar protagonismo en este sistema social trucho (como lo he dicho otras veces), es obvio que tarde o temprano la simpleza y la sencillez para ver belleza mas allá donde tus ojos observan, se irá perdiendo cada vez mas la magia de cautivarte con cosas que te sorprendían.

Por lo tanto, forjar continuamente la llama de la sensibilidad, es una tarea que cada uno es responsable, ya que de aquella sensibilidad es posible incursionar por una gran puerta secreta e invisible, y el individuo que la atraviese estará mas cerca de ese desarrollo integral y espiritual, el cual finalmente te conducirá por el camino de la sabiduría.