domingo, 16 de mayo de 2010

La voluntad de querer hacer historia está en uno mismo

El otro día escuchaba a un filósofo argentino llamado "José Pablo Feinmann" respecto a la escasez de hechos trascendentales que existieron en la época medieval, y ello se debió pues la historia careció de notoriedad debido a un fenómeno social que se vivió en aquel período.

Fenómeno que por lo demás, la iglesia católica fue la gatillante de que ocurriera, pues en la época de la inquisición existía un dogma que provenía del cristianismo que era de carácter irrefutable, osea no existía lugar el cuestionamiento ni mucho menos la duda, de haber una persona que manifestara la mas minima muestra de duda de aquello, esa persona era enviado a la hoguera y era muerto simplemente. El punto está en que la gente de aquel tiempo estaba esclavizado bajo la voluntad de una fuerza superior, fuerza que por lo demás la iglesia no quería perder. La vida para muchos en ese período fue por decirlo menos injusta, y lo único que lograba tranquilizar la angustia de aquella gente, era la esperanza de que tarde o temprano llegaría una manifestación divina dada sólo por dios, el cual permitiría equilibrar esa injusticia, que por lo demás nunca llegaba o mejor dicho nunca llegó. Este ejemplo es la mas clara respuesta del teocentrismo que exisitía en ese tiempo, y es una de las razones por la cual la historia en ese período permaneció en stand by, pero esto solo duró hasta mediados del siglo XVII, pues en el año 1637 se escribiría una de las obras mas trascendentales que daría paso a que la gente pudiera empezar a darse cuenta de que la voluntad era algo que tenía que ser manifestada no por dios, sino por uno mismo. La obra de la cual me estoy refiriendo se llama "Discurso del método" del filósofo francés René Descartes, lo interesante de esto es que marca un antes y un después de la manera en que se cuestiona simplemente todo, pues Descartes en su obra duda de todo incluyendo de la existencia de Dios, pero no solo eso sino también llega a dudar de si mismo. Es también interesante analizar el criterio que usa Descartes, pues sostenía que si era capaz de dudar de todo, lo que no podía dudar era su propio pensamiento, y he allí donde surge esa gran frase célebre de él "cogito ergo sum" (Pienso luego existo).

Es increíble que atravéz de esta obra, un siglo mas tarde dio paso a un punto de inflexión en la historia mediante la revolución francesa, el cual permitió situar al hombre como el forjador de su propio destino mediante la voluntad de si mismo de querer hacer historia, y ya no esperar esa voluntad divina de dios para equilibrar la injusticia existente en ese período.

En resumidas cuentas, la voluntad de querer hacer historia está en uno mismo, obviamente hay situaciones que están fuera del alcance de uno, el punto esta en que no hay que dejar todo en manos de dios para que las cosas de la vida se solucionen por si mismas, pues también debe existir la voluntad de uno para que también ocurran los sucesos como quieren que sean.

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